Las cruzadas eran una empresa peligrosa, cara y que no daba beneficios, pero tenía un enorme atractivo para la sociedad de la época. La popularidad se basaba en la sociedad que apoyaba el fenómeno. Era una sociedad muy religiosa y los cruzados estaban convencidos de que la lucha contra los infieles le garantizaban su salvación espiritual. También era una sociedad militarista, en las que las hazañas y las ambiciones estaban asociadas con hazañas militares.
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