Los cruzados nunca pensaron con encontrarse con los peligros de enfermedades, las largas marchas terrestres y la posibilidad de morir en combate en tierras lejanas. Por lo cual las familias se encontraron solas y tuvieron que combatir para mantener sus granjas y sus posesiones. La Cruzada era un gasto caro para un caballero que quisiera ir a Oriente, pues si se costeaba el mismo la expedición le suponía un gasto equivalente a cuatro veces su ingresos anuales.
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